El cinismo es una de las corrientes filosóficas helenísticas. ¿Pero, qué sabes sobre el cinismo realmente?
Si buscamos en la Real Academia de la Lengua, sobre el cinismo dice lo siguiente:
«Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.»
« Impudencia, obscenidad descarada.»
«Doctrina de los cínicos, que expresa desprecio hacia las convenciones sociales y las normas y valores morales.»
«Afectación de desaseo y grosería.»
Visto así, no queda muy bien parada esta corriente filosófica, ¿verdad?
Bien, el cínico sí que transgrede las convenciones sociales. Al fin y al cabo, las convenciones sociales son usos, costumbres y normas que dan forma a esa sociedad. Pero esas convenciones que son adoptadas en un lugar de este maravilloso mundo pueden diferir diametralmente de las que existan en otro punto del globo. Convenciones sociales que por otra parte no suelen estár pensadas para procurar estados de plenitud en el individuo y más bien son vehículos para articular estructuras de poder organizadas.
Lo que lleva al cínico a esta ruptura con lo socialmente convenido, es la búsqueda y el ejercicio de la libertad en un sentido absoluto.
¿De dónde salen los cínicos?
La secta de los cínicos fue creada por Antistenes, discípulo de Sócrates.
Los cínicos se caracterizaban principalmente por una intención de rechazo a una vida de vicio y alejada de virtud. El cínico considera que el medio para el equilibrio o ataraxia y la vida autosuficiente, viene de la mano de la virtud. Considera a la virtud como único medio necesario para el completo desarrollo del individuo.
El pensamiento cínico cree que la ausencia de deseo y necesidades forman parte de la virtud. Concidiendo en este aspecto, con corrientes espirituales oritentales como el budismo. Un cínico debe ser libre de necesidades materiales y actuar en coherencia con la naturaleza que conlleva ser humano.
Para el cínico, lo importante son los hechos y no estar divagando en inacabables discernimientos. Actos y no palabras.
Antístenes y Diógenes de Sinope fueron los cabecillas de esta corriente de pensamiento. Del griego kynikós y derivado de kïon, kynós «perro», los cínicos eran despreciados como perros sucios y sin ningún tipo de pudor. Antístenes fue discípulo de Sócrates al igual que Platón, pero su forma de interpretar y de materializar las enseñanzas tomaron un camino distinto a las de Platón. A Antístenes lo que le importaban eran los hechos y no tanto perderse en pensamientos sobre la naturaleza del mundo, por ejemplo. Por ello, la doctrina de los cínicos gira en torno a la acción dirigida a la observación y cuidado de la virtud como medio para alcanzar la plenitud, renunciando para ello, a los placeres terrenales.
Acciones y no palabras sobre el cinismo
Aquí, para mí está el punto fuerte del cinismo. Habla menos y haz más. Y me lleva a una frase que hace años me dijo una persona: «Es más importante parecer honrado que serlo», se puede parecer hablando y no serlo en absoluto. Mejor en interrogante:
¿Se puede parecer hablando y no serlo en absoluto?
Las acciones sostenidas en el tiempo, con continuidad hablan de quien las lleva a cabo. Lo definen como persona. Lo modelan como ser humano y configuran sus procesos mentales. Por tanto, podían tener razón los cínicos al anteponer hechos a interminables razonamientos y circunloquios mentales.
Ya sabemos (mi incluyo como el mayor de los ignorantes) ahora, sobre el cinismo es bastante más que una palabra con connotaciones peyorativas.
Betelgeuse.
P.D.: Os dejo un artículo que me ha gustado de la revista Muy Interesante.
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