La insatisfacción – Historias de la mente que miente

La insatisfacción. Historias de la mente que miente

Betelgeuse

En palí, la insatisfacción podría traducirse como dukkha

Digo lo de dukkha, porque si investigas un poco, verás que la insatisfacción está muy ligada al budismo.

Somos seres emocionalmente muy complejos a la vez que muy simples. ¿Es posible encontrar a alguien que mantenga una línea equilibrada emocionalmente hablando? Es decir, alguien que no experimente estados emocionales digamos, «contractivos», ya sabes, esas sensaciones que algunos llaman «bajón», otros dicen que están «tristones», «sensibles», etc.

No me refiero a que te sientas triste o experimentes dolor ante una pérdida o un hecho grave en tu vida. Me refiero a cambios emocionales sin una causa claramente determinada.

¿Qué es la insatisfacción?

«Es jueves, un jueves cualquiera. Suena el despertador a las 7:00 am. No siento ganas de mover ni un dedo, ni una motivación que me impulse a salir de la cama. Me siento inerte.»

De una persona cualquiera en una mañana cualquiera.

¿Ha sucedido algo?… No, todo sigue igual.

La insatisfacción es una emoción o estado de ánimo que emana básicamente de la comparación y de lo que pensamos y creemos que nos puede llevar a una vida feliz y plena o, la consecuencia de situaciones de nuestra vida no resueltas o afrontadas. En sí, se trata de una falacia pensar que podemos ser felices mediante logros materiales o sentimentales, pues la sensación de plenitud por estos logros se va debilitando hasta desaparecer con el tiempo.

¿Por qué sentimos insatisfacción?

Bueno, responder a esto requiere un nivel de comprensión y de sabiduría que yo no tengo. Lo que puedo contarte es lo que pienso y creo desde mi ignorancia. Y lo que creo es lo siguiente:

Debilidad de carácter

Causada en gran medida por una sociedad occidental del primer mundo cada vez más sobreprotectora y que permite una vida muy acomodada. La gran mayoría de nosotros, tenemos las necesidades vitales y básicas cubiertas. Prácticamente los tres primeros niveles de la pirámide de Maslow los superamos y ya nos estrellamos con el cuarto y el quinto nivel. Aunque nos quejamos constantemente y nos describimos como víctimas, del sistema, del gobierno, de las élites, de los amos del mundo, de los alienígenas, de quien tú quieras o creas. Lo cierto, es que vivimos de puta madre. Nuestro nivel de vida, de servicios y de infraestructuras es alucinante comparado con las personas que han nacido en otros lugares de este mismo planeta. Pero no es oro todo lo que reluce. Todas estas comodidades y privilegios, nos llevan a querer más y a afrontar peor las adversidades. Nunca es suficiente y cuando alcanzamos el objetivo, la vida se vuelve a tornar gris con otro objetivo más grande en el horizonte de la mente y cuando nos caemos, pretendemos que una mamá que no está nos levante.

Cómodamente estresados

Vale que somos unos privilegiados, pero el ritmo de vida occidental se ha vuelto completamente loco. He observado a personas estresadas en su tiempo libre, estresadas por salir de viaje a la playa, por ejemplo. El estrés jugaba un papel fundamental cuando éramos cazadores-recolectores, o más tarde aún. Siempre que nuestra vida dependía de lo que hiciéramos, de nuestra atención, pericia, fuerza, etc., el estrés nos daba ese plus de capacidad y eficacia. Cuando la situación de peligro desaparecía, el estrés también lo hacía. Hoy en cambio, vivimos estresados por gilipolleces como llegar a cierta hora a un bar porque si no, nos quedamos sin mesa libre. Ojo, ese ejemplo no es absurdo y como ese… montones más. Y este estrés, lo convertimos en crónico. De modo que hay muchas personas que viven en constante estrés sin que exista una causa real para ello. No hace falta que te explique que el estrés tiene muchas consecuencias, incluída la insatisfacción.

Conflicto interior e incoherencia

Uf, tantas veces pasa esto. Personas que viven una farsa, una representación teatral que los van amargando y apagando por dentro -aunque los veas sonrientes- y dejan caer la vida entre sus dedos como caería la arena del desierto. La incapacidad de tomar decisiones encaminadas a conseguir la coherencia, a alinear nuestra vida con lo que pensamos y creemos que debe ser es, por supuesto, una fuente para la insatisfacción.

De este tema podría enrollarme largo y tendido. Mira que nos da miedo hacer cambios en la vida pensando en nosequé consecuencias, proyectando fatales futuros o por incapacidad de afrontar jucios sociales y bla bla bla… Pero es una fuente inagotable de sufrimiento sobre el que podríamos actuar y accionar.

Falta de aceptación y de valoración en la vida

Aceptar lo que acontece y nuestras circunstancias tampoco se nos da muy bien. Los estoicos manejaban un concepto que me gusta: la dicotomía del control. Consiste en saber qué está bajo nuestro control y que no. Para lo que no está bajo nuestro control solo cabe una actitud posible, la aceptación. Si no aceptas algo que no puedes cambiar sentirás insatisfacción.

La insatisfacción. Valora lo que tienes

Apreciar y valorar lo que de bueno tenemos a nuestro alrededor. No solemos valorar en su justa medida los regalos de la vida. Preferimos mirar afuera, no hacer nada para cambiar situaciones que están sujetas a nuestro control (toma de decisiones) y paradójicamente pretendemos cambiar lo que no es posible (otra dosis de insatisfacción extra).

¿Quién dirías que tiene más posibilidades de sentirse en paz, quién alucina ante una puesta de sol mientras siente la mano de una persona amada o quien mira las redes sociales mientras se pone el sol para evadirse?

Unos sencillos ejemplos

  • Si tienes hijos contigo viviendo en casa, te quejas y frustras porque no dispones de todo el tiempo que querrías para ti. Cuando tus hijos ya no están en casa, te lamentas porque ya no volverás a vivir ese ambiente familiar.
  • Ese coche que deseabas, ya lo tienes, has podido comprarlo. Pero cuando pasa un tiempo, se diluye la satisfacción por el logro para dejar paso, de nuevo, al sentimiento de insatisfacción por el motivo que sea.
  • Tu socio insiste en hacer una inversión en unos activos que para nada te convencen y además piensas que puede hacer peligrar tu patrimonio. Pero no eres capaz de enfrentarte a él tenga las consecuencias que ello tenga.
  • Te gustaría ser más alto y vives siempre insatisfecho contigo y comparándote con todos los tipos que ves más altos que tú.

¿Es posible vencer a la insatisfacción crónica?

Ten en cuenta que sigo hablando en base a mi pensamiento y mi discernimiento y, este, puede ser completamente erróneo. De hecho, supongo que deberías ser tú quien indague, averigüe e investigue para dar con una posible respuesta.

Pienso que sí es posible vivir sin ese yugo de la insatisfacción. No hablo del Noble Óctuple Sendero, el cual, es el método budista para liberarse del sufrimiento. Hablo a un nivel mucho más humilde, de rebajar o «diluir» nuestros niveles de insatisfacción. Creo que con entrenamiento movido por una voluntad firme y convencida de querer salir de ahí, es posible mejorar muchísimo nuestra calidad de vida con respecto a este estado emocional.

Aquí, metería como algo primordial el desarrollo de la atención y del observador. Si somos capaces de darnos cuenta mejor de lo que nos rodea, seremos capaces de valorar lo que tenemos. Por tanto, desarrollar la atención será un gran avance para nuestro bienestar.

Luego diferenciaría entre dos tipos de insatisfacción, una con una base real y otra que pertenece por complemento al mundo de la mente.

Primer tipo

Tiene su origen en algo que subyace subliminalmente o que es claramente evidente. Situaciones que nos mueven a la insatisfacción, frustración o incluso a estados depresivos, por no ser capaces de tomar las decisiones necesarias para realizar los cambios necesarios.

Comprendo que no es fácil tomar ciertas decisiones, principalmente porque nos da miedo. Yo mismo lo he experimentado al igual que he experimentado la liberación posterior que se produce al tomar esas decisiones difíciles (por supuesto que tras un periodo digamos, de duelo o convulso pero que no te va a matar).

Segundo tipo

No tiene que ver con vivir en un estado de incoherencia o no ser capaz de afrontar una situación que nos daña por miedo. Bueno, sí que puede tener que ver en cuanto que cuando vivimos situaciones que nos frustran o deprimen, solemos pretender evadirnos y puede que para esa evasión creamos que necesitamos «más cosas». Voy a intentar explicarme mejor:

Una persona vive un conflicto interior porque su trabajo se le hace insoportable (o porque no ama a su pareja… puedes cambiar la causa por la que tú quieras que dará igual). Para sobrellevar mejor los estados de ánimo contractivos que esta situación le produce, llega a la conclusión de que hacer un viaje a Australia le ayudará (o comprarse una mega televisión, también da igual esto). De modo que realiza su viaje, en el cual, se evade maravillosamente de su problema. Pero cuando regresa vuelve a encontrarse con la cruda realidad y su mente vuelve a engañarle con otra idea que seguro le ayudará a salir de ahí. Todo ello va creando insatisfacción tras insatisfacción. Porque mientras no aborde la raíz del problema y tome las decisiones necesarias, la insatisfacción original y causante de todo su malestar emocional persistirá.

Pero este segundo tipo de insatisfacción también se puede dar por costumbre y sobre todo, por falta de valoración de lo que ya se tiene y de lo que realmente es necesario para una vida plena. En este caso no hay más vía que la del trabajo interior y el desarrollo de la atención para «reprogramarnos» y comenzar a mirar la vida desde otra perspectiva y con otro paradigma.

En fin, espero que te haya gustado y quizás, que te ayude. Pero no olvides que esto sale de mi pensamiento y que yo solo soy un hombrecito lleno de ignorancia. Investiga y llega a tus propias conclusiones.

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Betelgeuse.

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