La estupidez humana

Dicen que Albert Einstein dijo: «»Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo«»

No me gusta el camino que está tomando la humanidad. Parece que se ha creado un estado de enajenación mental colectivo. Como si nos hubieran soltado un narcótico en esas cosas que unos dicen que son ciertas y otros que son falsas, llamadas «chemtrails». Pero al margen de esta licencia mía medio  irónica, nos estamos volviendo completamente gilipollas todos, todas y todes. La estupidez humana crece como el kéfir en el frigorífico.  Mientras, la cosa sigue igual, lo sustancial, lo importante, lo vital, vivimos en Babia. Explotación, desigualdad (de la real) y un paulatino recorte de las libertades amén de cuidarnos y evitar lo inevitable; que muramos. 

Los humanos de hace 100.000 años, los de hace 10.000 años, los de hace 1.000 años o los de hace 100 años, tenían la piel dura. Los humanos actuales somos frágiles como un pastel de milhojas que se desmorona y quiebra en cuanto le hincas el tenedor.

Nos preocupamos e incluso nos enfrentamos unos a otros por asuntos absolutamente intrascendentes o artificialmente creados por los intereses de quienes quieran que estén detrás de una mierda llamada 2030.

Subnormales, sí, y antes de que te eches las manos a la cabeza (si eres de piel de milhoja) la palabra «subnormal» viene recogida por la Real Academia de la Lengua como: «Dicho de una persona: Que tiene una capacidad intelectual notablemente inferior a la considerada normal»… y vamos, no me jodas, una persona que dedica su tiempo a ver qué pasa con un tipo que le ha dado un beso en los labios a una tipa, pero se la suda que le estén subiendo los precios salvajemente sin correlación real entre producción y precio final… Pues eso, subnormal.

De seguir así, nos convertiremos en seres fáciles de someter, manipulables, vencibles y conquistables por cualquier otra sociedad o civilización con la piel algo más normal y acorde a la naturaleza misma de estar vivo, en un mundo vivo y con unas leyes naturales implacables para con todo ser viviente.

Betelgeuse.

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