Pensando en el amor bondadoso

Pensando en el amor bondadoso

Betelgeuse

¿Qué es el amor bondadoso?

Seguramente no lo sepa, no muy bien. Puede también, que sea mi concepto de lo que es el amor bondadoso. Nos movemos en un mundo conceptual que tiene la necesidad de definir con palabras todo lo que nos rodea. Supongo que es algo normal.

Para mí, el amor bondadoso es la actitud que se da cuando entiendes que todo ser siente como tú y que forma parte de este tinglado que llamamos vida. Una actitud de consideración, respeto y atención que aparta el juicio para abrir la mente y los sentidos de un modo distinto. Se produce entonces una extraña conexión con los demás que acota el ego y aparta rencores.

¿Cualidad o defecto?

Creo también, que para ser capaz de experimentar lo que podríamos llamar “un estado de amor bondadoso”, es necesaria la actitud de atención plena. Esa atención que desatiende o relega esa parte nuestra que busca la evasión los estados mentales que nos alejan de los demás, que tienden a estar comparando, etiquetando y categorizando a las personas.

El amor bondadoso no es debilidad, transigencia o indulgencia a discreción. Es actuar con coherencia, equilibrio y ecuanimidad con otra persona. Esto, siempre desde mi punto de vista, significa que aún en situaciones de confrontación o conflicto, se aplica una actitud contundente y firme, a la vez que compasiva.

Para mí, se trata de una cualidad. Quien es capaz de relacionarse con los demás con esta actitud, se convierte en una fuente de bienestar para cualquiera que se acerque.

¿Existe el amor bondadoso?

Sin duda sí. Todos creo que hemos encontrado a personas con esa calidez. Cuestión distinta es si se da mucho o poco. Paradójicamente la sociedad actual se viste de sensible y concienciada pero en cambio, es frívola y cada vez más polarizada. No obstante, claro que existen personas que emanan compasión (sí, una de las definiciones de compasión es la de «amor bondadoso»). Pero -y vuelvo al lado oscuro de la fuerza- mucho cuidado con los falsos budas. Me gusta llamar así a esas personas cuyo gesto hierático, generalmente acompañado de una leve sonrisa y lentos movimientos, resultan en el fondo absolutamente incapaces del verdadero ejercicio de la compasión. Son embaucadores cuando no psicópatas que se creen su película por completo.

Embaucadores

Lamentablemente, hoy día todo lo relacionado con el bienestar mental y/o espiritual ha tomado el camino del mercantilismo materialista. Mi querido Ramiro A. Calle, lo dice con frecuencia en referencia a la práctica del yoga. Y en este mundo abundan también los falsos maestros rezumantes de amor bondadoso, los terapéutas que han hecho un cursillo en nosedónde de cuatro días e incluso, sin ánimo de lucro, personajes vestidos (metafóricamente) de luz y paz interior pero capaces de sacarte las tripas si les hace falta para remendar el culo de una silla.

Conclusión

La sociedad y la humanidad en general, necesita dar un giro hacia la unión, en lugar de hacia la confrontación, necesita comprensión, empatía y compasión o amor bondadoso. Pero también, necesita rigor, disciplina, valores que vayan más allá de lo considerado adecuado y exitoso en un mundo basado en el patrimonio material. Necesitamos amor pero también desarrollar la resililencia. Necesitamos desarrollar nuestra faceta espiritual, a la vez que forjamos un carácter que afronte adversidades sin acudir a la primera caída a las benzodiacepinas. Y sobre todo, necesitamos enfocarnos en las cuestiones importantes de la vida y de la convivencia en sociedad, en lugar de perder el tiempo alimentando posiciones polarizadas y enfrentadas sobre aspectos artificialmente creado por quienes quieran que sean.

Betelgeuse.

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